Huerteando es una forma de relacionarse con la tierra, el alimento y la comunidad a través de huertas que funcionan como espacios vivos de aprendizaje, encuentro y cuidado mutuo. No se limita a producir hortalizas: integra agroecología, educación ambiental, cultura y vínculos sociales en torno al acto de cultivar.
Sentido de “huerteando”
“Huerteando” nombra la práctica continua de hacer huerta como un proceso más que como un resultado, donde sembrar, regar, cosechar, observar y compartir son parte de un mismo ciclo. En ese ejercicio permanente se fortalecen lazos comunitarios, se recuperan espacios y se facilita el acceso a alimentos frescos y diversos.
Huerta como espacio educativo
En los proyectos asociados a huerteando, la huerta se entiende como recurso pedagógico que atraviesa distintas áreas del conocimiento, desde las ciencias hasta las artes y el lenguaje. A través de metodologías de aprender-haciendo, las personas desarrollan habilidades prácticas, pensamiento crítico y conciencia ambiental mientras cultivan.
Dimensión cultural y espiritual
Huerteando también pone en valor saberes locales y conocimientos tradicionales, reconociendo la huerta como espacio para revitalizar culturas, lenguas y patrimonios alimentarios. Al mismo tiempo, el contacto cotidiano con los ciclos de la vida en la huerta potencia la espiritualidad, el cuidado de la naturaleza y una relación más consciente con el territorio.
Comunidad y cuidado del entorno
Las experiencias de huerteando suelen articularse en huertos comunitarios, escolares o urbanos donde la tierra, las semillas, las herramientas y las cosechas se comparten. Desde esta lógica se promueve la agroecología, la soberanía alimentaria y formas de organización que priorizan la colaboración por sobre el lucro individual.